Luego de leer el cuento El Inmortal, me animé a compartir el siguiente ejercicio.
Gracias Alexis, por tu motivación.
Análisis de estructura
Cuento El Inmortal
De Jorge Luis Borge.
Del libro El Aleph
Publicado por primer vez en 1949.
Séptima reimpresión 2001.Biblioteca del autor
Alianza Editorial.
Este cuento tiene 25 páginas.
Recurso lingüístico usado: Grado de la lengua: literario
Epígrafe: Cita a francisco Bacon.
Conectores: Que yo recuerde; Pues; así; además.
Tema:
El tema central del texto es sobre la Ciudad llamada Inmortal, que es una idea que le vende un soldado a un hombre que al parecer tenia espíritu aventurero.
Esta dividido en 5 partes.
Introducción:
Refiere al hecho de de un anticuario* Joseph Cartaphilus, regala a una princesa de Lucinge los seis volúmenes de la Ilíada.
La princesa hace referencia a ciertos rasgos de Cartaphilus.
Señala que tuvo información de que el Anticuario murió de regreso a Esmirna.
En la Ilíade, en su último tomo había un manuscrito que hacia referencia a la Ciudad de los Inmortales.
En la primera parte del cuento, Marco Flamino Rufo, explica las razones que lo llevan a emprender la ambiciosa aventura de descubrir,”…por temerosos y difusos desiertos, la secreta Ciudad de los Inmortales…”.
Rufo relata como se informó de la existencia de la Ciudad:”Un jinete, rendido y ensangrentado venia del oriente. A unos pasos de mí rodó del caballo.
Con una tenue voz insaciable me preguntó en latín el nombre del río que bañaba los muros de la ciudad. Le respondí que era el Egipto, que alimentaban las lluvias. Otro es el río que persigo, replicó tristemente, el río secreto que purifica de la muerte a los hombres”.
Rufo, vio morir al jinete, pero yo, -pensó-, “…determiné descubrir la ciudad y su río.”.
A seguida desarrolló un plan para llegar hasta aquella ciudad.
-Me encanta- cuando dice:”Ignoro si creí alguna vez en la Ciudad de los Inmortales; pienso que entonces me bastó la tarea de buscarla”:
En su trayecto se encontró con cada dificultad, pozos, montañas, rocas, etc.
“Vi muros, arcos, frontispicios** y foros…, el fundamento era una meseta de piedra….
En la arena había pozos de poca hondura; de esos mezquinos agujeros (y de los nichos) emergían hombres de piel gris, de barba negligentes, desnudos.
Creí reconocerlos pertenecían a la estirpe bestial de los trogloditas, que infestan las riberas del Golfo Arábigo y las grutas etiópicas; no me maravillé de que no habalran y de que devoraran serpientes”.
Rulfo estaba obsesionado con encontrar dicha Ciudad;”La codicia de ver a los Inmortales, de tocar la sobrehumana Ciudad”, le daba valor para enfrentar todas las dificultades.
Un troglodita lo acompaño, y al respecto dice,”Tan abominadas del hombre son la novedad y el desierto que me alegré de que uno de los trogloditas me hubiera acompañado hasta el fin. Cerré los ojos y aguardé (sin dormir) que alumbrar el día”.
Ya en la Ciudad de los Inmortales, no está feliz, pero al parecer sí satisfecho” yo había cruzado un laberinto, pero la nítida Ciudad de los Inmortales me atemorizó y repugnó. Un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura pródiga en simetrías, está subordinada a ese fin”.
Luego que Rufo logra llegar hasta la Ciudad, su decepción no puede disimular,” Esta Ciudad (pensé) es tan horrible que su mera existencia y perduración, aunque en el centro de un desierto secreto, contamina el pasado y el porvenir y de algún modo compromete a los astros. Mientras perdure, nadie en el mundo podrá ser valeroso o feliz”.
En la tercera parte del cuento, es muy interesante, resulta que un troglodita lo había seguido, pero Rufo no se había percatado; al respecto dice:” Cuando salí del último sótano, lo encontré en la boca de la caverna.
Estaba tirado en la arena, donde trazaba torpemente y borraba una hilera de signos, que eran como las letras de los sueños, que uno está a punto de entender y luego se juntan. Al principio creí que se trataba de una escritura bárbara; después vi que es absurdo imaginar que hombres que no llegaron a la palabra lleguen a la escritura”.
Seña Rufo, que en un momento pensó enseñar al troglodita forma de comunicarse de forma civilizada, pero no se atrevió.
Y nos dice:”La humildad y miseria del troglodita me trajeron a la memoria la imagen de Argos, el viejo perro moribundo de la Odisea, y así le puse el nombre de Argos y traté de enseñarlo. Fracasé y volví a fracasar”.
Rufo reflexionaba en torno a la capacidad para aprender del troglodita, y llego a pensar que éste tenia las condiciones pero por alguna razón no le interesaba aprender el lenguaje del visitante.”Recordé que es forma entre los etíopes que los monos deliberadamente no hablan para que no lo obliguen a trabajar y atribuí a suspicacia o a temor el silencio de Argos”.
¡Gran sorpresa!, se llevo Rufo cuando le gritó a Argos y Entonces con mansa admiración, como si descubriera una cosa perdida y olvidada hace mucho tiempo, Argos balbuceó estas palabras :Argos, perro de Ulises.Y después, también sin mirarme:este perro tirado en el estiércol”.
Rufo, le pregunta a Argos sobre la Odisea y éste contesta,”Muy poco, dijo. Menos que el rapsoda más pobre. Ya habrá pasado mil años desde que la inventé”.
martes, 13 de marzo de 2012
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